Artículo publicado originalmente en De Estranjis.

Asisto hoy a las I Jornadas sobre Ciencias Sociales y Humanidades Digitales de la Universidad de Granada, organizadas por mi buen amigo Esteban Romero. Paso a modo Twitter para narraros la conferencia Antonio Rodríguez de las Heras con el título “Humanidades digitales, una respuesta transdisciplinar”:

• Comienza Antonio hablando de tensiones, avances, resistencias y fallas que podemos observar actualmente en el mundo y, muy especialmente, en el mundo académico.
• Rememora Antonio los años setenta y se pregunta quién podía entonces imaginar que el mundo de la tecnología y el mundo de las humanidades acabarían trenzados como están ahora.
• Antonio analiza el título en cuatro conceptos: “humanidades”, “digitales”, “respuesta” y “transdisciplinariedad”.
• Comenzamos con la idea de “respuesta”: ¿Son las “humanidades digitales” una respuesta?¿Respuesta a qué? Antonio plantea que somos partícipes de una crisis y una revolución cultural sin precedente.
• Antonio analiza el triángulo tecnología-cultura-educación y el cambio brusco de la sociedad desinformada a la sociedad del exceso de la información. Ahora “padecemos” la sobreinformación como antes padecíamos la escasez de información. Tenemos necesidad de abstracción de la información para construir conocimiento. En este sentido, la escuela hace a los niños y las niñas obesos informativos pues no les enseña a metabolizar la información.

• La tecnología, en este sentido, es conocimiento concentrado y el sistema capitalista invierte en ella como fuente de riqueza, olvidando el conocimiento que subyace a la tecnología. Es más, el peso (o el poder) de la tecnología es tan fuerte que “tira” del vértice de la educación, que pasa a estar al servicio de la creación de tecnólogos.
• El desafío es prepararnos para un mundo tecnológico que no entendemos: viajamos en un Fórmula 1 conducido por un dominguero.
• El Humanismo es la idea de resituar al hombre en el centro de sus propias creaciones. El ser humano es un homo faber pero sus propias construcciones lo descentran y tenemos que realizar un esfuerzo constante por recolocar al ser humano en el centro.
• Humanismo, además, siempre conlleva “culturas” y “humanidades”, en plural, puesto que representa diferentes miradas.
• Se pregunta Antonio si el adjetivo “digital” es una simple pegatina o moda que añadimos a conceptos más antiguos. Sin embargo, él plantea que el cambio por el cual a través del código binario podemos describir desde una canción a una simulación del tiempo en los próximos días es tan grande que modifica nuestra mirada.
• El fundamento epistemológico de las Humanidades Digitales entra de lleno en la diferencia entre la complejidad y la “complicación”. La complejidad nos dice que no se puede mutilar la realidad: aceptamos un mundo que es complejo pero lo tratamos como complicado, dividiendo y segmentando a la espera de una futura (utópica) síntesis.
• En este sentido, las “humanidades digitales” no pueden ser un saco de canicas (multidisciplinares) ni un encaje de fragmentos de disciplinas (interdisciplinares) sino transdisciplinares. La transdisciplinariedad es el resultado de cada persona caminando desde su propia disciplina hacia fuera de sus fronteras. El lugar donde nos encontremos todos los transdisciplinares serán las humanidades digitales.
• Nos pregunta ahora si las Humanidades Digitales se pueden hacer desde dentro del sistema (como caballo de troya) o desde fuera, y si es como ariete o como humedad.
• Antonio plantea que cuando quieres hacer Humanidades Digitales dentro del sistema, éste te da “una caja” (como las asignaturas) donde encerrar tu innovación, aunque muchos de nosotros no queremos más cajas. En este sentido, tenemos que ser como la humedad, que reblandece el sistema y hace que se derrumbe.
• El mundo académico impone hormas pero siempre hay posibilidades de cambio con las cuales crear espacios de transformación. Sin embargo, no podemos esperar que el cambio venga de las estructuras actuales (departamentos, etc.).
• En este sentido, debemos recordar que estamos ante un cambio cultural: prisas, ninguna, constancia y persistencia, todas.
• Antonio propone olvidar las “asignaturas” y ver el aprendizaje como un camino, como un tránsito.
• En este proceso de cambio, la reflexión sobre lo pequeño y abierto es el camino para la transformación en el sistema educativo.

Ha sido una conferencia intensa, cargada de sabiduría y de intensidad. Antonio es un visionario de una revolución cultural y nos permite, a los demás, verla a través de sus palabras. Me alegro mucho de haber podido escuchar su ponencia.